1 de mayo de 2024

La inmortalidad según Paul Auster

 

“Baumgartner no dice nada. Quiere hablar, tiene que decirle un montón de cosas y hacerle muchas preguntas, pero por lo visto ha perdido la facultad de abrir la boca y emitir palabras… No puede estar segura de nada, dice ella, pero sospecha que es él quien está sosteniéndola en esa incomprensible vida de ultratumba, ese paradójico estado de inexistencia consciente que deberá llegar a su fin en cualquier momento, lo presiente, pero mientras él siga vivo y sea capaz de pensar en ella, esos pensamientos continuarán despertando y volviendo a despertar su propia conciencia… No tiene ni idea de cómo ocurre eso, ni tampoco entiende esa capacidad de hablarle ahora, pero sí sabe que los vivos y los muertos están conectados, y el hecho de que estuvieran tan unidos en vida puede continuar incluso en la muerte, porque si uno muere antes que el otro, el vivo puede mantener al muerto en una especie de limbo temporal entre la vida y la no vida, pero cuando el vivo muere a su vez todo acaba y la conciencia del muerto se extinguirá para siempre”.

Despierta de su sueño Baumgartner; de pronto, se da cuenta de que ya no podrá volver a soñar, pero siente que su conciencia no se ha adormecido del todo, alentada por un plantel de personajes inmortales que lo reclaman, y una legión de lectores que no pueden esconder sus lágrimas.




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